A salsa picante, cerveza abundante
Takrai Thai Cuisine
La Macarena
Calle 26C # 4 - 41
Comida tailandesa
La sazón: 4,9
La atención: 4,7
La ambientación: 4
La relación costo/beneficio: 4,2
Precio promedio por persona: 40 - 50 mil
Este restaurante ha ganado mucha popularidad a punta del voz a voz, algo poco común ahora. A mí me causó curiosidad escuchar tan buenos comentarios de un restaurante tailandés, cocina por lo demás ignorada en Bogotá. Takrai, como muchos de su zona, es un lugar chico —cabrán unas 20 personas— pero confortable: su reducido espacio permite que el servicio sea amigable y personalizado. Es un sitio sencillo, con poca decoración y música suave.
La carta se divide en dos grandes secciones: los currys y los salteados, aunque también hay un par de entradas, ensaladas y sopas. Desde que uno entra le advierten: la comida es bien picante. En Bogotá no estamos muy acostumbrados al picante, y si usted es uno de aquellos que no lo soporta, no se altere que hay unos cuantos platos para usted. Aunque yo creo que si uno quiere una verdadera experiencia thai, mejor salir con sudor en la frente y llorando de felicidad.
Pasado el sermón de abuela, vuelvo al restaurante. G eligió el Kaeng Ped Plaa (35.700), un curry rojo con salmón. Por lo general, cocinar este pescado lo vuelve muy compacto y seco, pero el de acá me asombró. Tenía una corteza tostadita y, por dentro, conservaba la maravillosa contextura del salmón crudo. Nunca había probado los brotes de bambú y me encantaron, son medio fibrosos y tienen un sabor muy leve, como a madera. Lo malo: le faltaba más curry, porque estaba buenísimo.
El plato de P fue el Talay Pad Ga Prao (31.700), un salteado de frutos del mar. Cada uno de los mariscos estaba en su punto y la sazón tendía hacia lo aromático. Les prometo que emplatado no le hace justicia a esa fabulosa mezcla de sabores y texturas.
De tomar, mis tres compañeros pidieron Club Colombia dorada (5.000) y yo una Chelarte Carmela (10.000). Déjenme decirles que haber pedido cerveza fue un grandísimo acierto: nos refrescó un montón y lograba cortar el picante.
Lee también Sándwich Taller: Cultura sándwich
J pidió el Kaeng Ped Neau (27.100), curry rojo con cerdo. A diferencia del de G, este tenía muchísimo más curry y podía degustarse mucho mejor el complejo enlace de sabores. El plato dejaba una sensación herbal y la carne era muy tierna. Este me pareció el plato más picante de todos e incluso pedimos el nivel más bajo que se podía.
Yo me fui por el Koong Pad Takray (41.500), un salteado de langostinos sorprendentemente generoso. La salsa estaba para morirse: era una mezcla robusta y umami en la que predominaba el exquisito sabor de la limonaria. Todos los platos venían con un arroz aromático insuperable: era mazacotudo pero no perdía la textura del grano suelto.
Nos dieron a probar un pedacito del favorito de la casa: el Cremoso de chocolate. El bizcocho, con chocolate colombiano 70%, era melcochudo y denso, y tenía un toque de jengibre que daba justo en el clavo; el mango y la menta le brindaban frescura.
De postre elegimos los Buñuelos de banano (13.000) freídos en tempura, crujientes y acaramelados. Venían acompañados de un helado de sésamo bastante particular: el sabor a ajonjolí es novedoso y combina bien, pero tiende a ser invasivo después de unas cuantas cucharadas. Mejor dicho: es un postre para compartir.
Me parece admirable que los chicos de Takrai hayan decidido brindar auténtica comida tailandesa sin adaptarla al “paladar colombiano”, como tantos otros harían. Este tipo de proyectos demuestran que cada vez tenemos una mejor cultura gastronómica y que la gente ahora puede disfrutar cosas que hace quince años ni se hubiera imaginado.
Calificaciones de los otros comensales
G: 4,6
P: 4,7
J: 4,4
Tips viejecitos
Así se crean muy chachos para el picante, no asuman que pueden con el nivel más alto.
Buenas noticias: ¡hay platos vegetarianos!
Comments