Habrá francachela
Tábula
La Macarena
Calle 29 Bis # 5 - 90
Carnes, comida colombiana
La sazón: 4,5
La atención: 4,3
La ambientación: 4,2
La relación costo/beneficio: 4,2 Precio promedio por persona: 50 mil
Tábula tiene fachada de casa tradicional —paredes blancas, ladrillos y ventanas con marcos de madera y reja— y un interior que, aunque mantiene una estética rústica, con una paleta de colores tierra, es mucho más moderno y fresco: techo alto, ventanas grandes y hermosos jardines en las paredes.
Cuando llegué, C ya estaba esperando, junto a unas tajadas de pan fresco y un tahine frío de textura húmeda y agradable. Pedí al sentarme un Zacapa Julep (21.000) —me atrevo a adivinar que era ron Zacapa, azúcar, menta y soda— y estaba increíble, entre amargo y dulce. Sin embargo creo que es un poco fuerte para comenzar un almuerzo, hubiera sido mejor para tardear.
Al rato, el mesero nos habló un poco de la carta y comentó que era mejor pedir algunos platos para compartir y, así, empezamos con unos Fetuccini al horno con tomates rostizados (14.000) que fueron realmente decepcionantes: la pasta estaba cruda y no al dente (como debería ser) y el queso se apoderaba del sabor del plato, haciendo parecer insípida la salsa de tomates. Total, parecía un masacote.
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¡Pero no nos dejamos desalentar por la primera impresión! Sobre todo porque el lugar tenía un aire dinámico, grato y seductor. Continuamos con unos Chorizos artesanales con chimichurri de limones en salmuera (19.000). Estaban muy bien preparados, firmes, carnosos, con un dejo a ahumado fabuloso y el chimichurri contrastaba muy bien, pues su acidez cortaba lo grasoso del plato.
C y yo no nos decidíamos por un plato fuerte. El mesero, muy pendiente de nosotras, lo notó y se acercó a ayudarnos. Nos contó del especial de temporada —que de hecho estaba anotado en un tablerito pero, como se imaginarán, no llevé mis anteojos—, el Secreto de cerdo (22.000), y nos convenció de pedirlo.
Sé que el nombre suena algo esotérico pero, en realidad, así se llama un tipo de corte que está muy de moda. El cerdo, aunque un poco seco, tenía mucha sazón y la salsa de uchuva complementaba perfecto: balanceaba lo ácido, lo dulce y lo salado; además me entretuve bastante armando mis propios “tacos” con las tortillas de maíz tostaditas.
Encima, pedimos unas Yuquitas marinadas (13.000) para acompañar y las amé con todo mi corazón. Papá tenía un adjetivo especial para las yucas bien cocinadas, suaves y a la vez consistentes y creo que vale la pena usarlo aquí: eran unas yucas lluditas (apréndansela). La salsa, a base de pimientos frescos, era poderosa, cremosita y resaltaba la textura del tubérculo. También pedimos —¡de verdad teníamos hambre!— media Ensalada de alcachofa (11.500): se sentía fresca, aromática, ácida, y la vinagreta de albahaca le daba un excelente toque. Lástima que tuviera tan poca alcachofa.
Evidentemente estábamos muy llenas y no nos dejamos tentar por los postres, será para la próxima. Lo que sí hicimos fue tomarnos unos Gin tonics* con Hendricks (27.000) de más que tuvimos que bajar, bastante mareaditas y tambaleantes, caminando por el barrio.
Tábula es un restaurante que no se pueden perder: tiene un ambiente fenomenal y la comida, de grandes porciones, excelente.
Calificaciones de los otros comensales
C: 4,5
Tips viejecitos
*Quería darles un tip para toda su vida: un buen restaurante siempre lleva el trago a la mesa y lo sirve frente al comensal.
Reserven, reserven, reserven. ES LLENÍSIMO.
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